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ANGUSTIA Y MIEDO (página 2)




Enviado por gerpas



Partes: 1, 2

Entre el miedo y la angustia habría una permanente
comunicación, un transitar constante. Por ejemplo, ante un
divorcio lo
primero es experimentar dolor e ira, y posteriormente la angustia
ante la soledad y la pérdida afectiva.

La angustia está generada por la libertad, en tanto que
tenemos la capacidad electiva de hacer algo o de no hacerlo. Si
no fuésemos libres, si estuviéramos totalmente

pre-determinados, la angustia no existiría, a lo sumo
experimentaríamos una cierta resignación. Y Sartre
dice que existe una conciencia específica de libertad y
esta conciencia es la angustia y en ese sentido, la angustia
somos nosotros mismos. Cuando lo que hacemos es dejar de ser lo
que nos propusimos ser, ello es lo que nos provoca angustia. Para
este autor la angustia sería el reconocimiento de una
posibilidad como "mi" posibilidad. Considera en este sentido como
deterministas a aquellas corrientes filosóficas (y
psicológicas) que suponen la existencia de un ente
pre-determinado, sin conciencia de sí mismo y que por
ende, al no ser libre actúa de ciertas maneras sin
posibilidad de expresarse de forma diferente.

Mi angustia sería la angustia de permanecer con vida,
porque habría de permanecer con vida en la medida en que
hay otro que me está confirmando mi propia existencia.
Entonces el riesgo que tiene
ese intento es que por un lado la tengo que hacer (la
confirmación por el otro) para poder estar
vivo, pero al hacerlo corro el riesgo de la muerte y
eso nos conduce a la angustia del ser, a la angustia
existencial.

Sentimos angustia entonces por lo que viene y se
manifiesta a través de nuestro ser y el miedo lo
experimentamos por lo que viene de los otros, por aquello que
proviene de fuera del ser, aquello que no es propio de la
conciencia. Para que mi ser se angustie acerca de algo y/o de
alguien sería menester que esté en relación
con nuestro ser. Tenemos que buscar indagar en nosotros mismos
acerca de cuales son los motivos que llevan a esa angustia en
tanto que aquello que me angustia está en una
íntima y única relación conmigo, con mi
historia vital.
El temor en cambio estaría más orientado en el
sentido del accionar que un otro singular y/o plural pueda llegar
a desencadenar hacia mi persona y/o hacia la de otros que
reconozco como mis semejantes e inclusive hacerlo extensivo hacia
otros seres que si bien no los reconozco como iguales, les
confiero una trascendencia como sujetos.

Angustia y valores.

"Mi libertad se angustia de ser el fundamento sin fundamento
de los valores"
(Sartre). Si soy mi libertad y continuamente estoy llevando a
cabo distintas opciones existenciales, entonces no hay valores
pre-establecidos. Si bien existe libertad para optar por
determinados valores y estos van a variar según y en una
misma persona, se van a caracterizar en el actuar, en el optar.
Es en el actuar donde esos valores cobran sentido. ¿Y a
qué valores nos estamos refiriendo? A aquellos valores que
adquieren significado en la medida en que el ser actúa, es
decir, en la medida en que somos libres y optamos por ciertas
expresiones de nuestro sí mismo, damos a luz a
determinados valores cuya existencia estaría dada por
nuestro accionar en el mundo.

"La angustia es pues la captación reflexiva de la
libertad por ella misma" (Sartre) En tanto que soy mi libertad es
ella la que capta la angustia; pero salvo en el caso de ciertas
condiciones patológicas, no encarnamos la angustia sino
que la evitamos a través del uso de mecanismos
defensivos.

Mecanismos defensivos y
complejos en Análisis Existencial.

Los mecanismos de defensa consistirían en un "aferrarse
a" en el sentido de que nos posesionaríamos de "algo" y
dicha posesión implicaría una cierta
objetivización en la forma de un: "Poseo, luego existo".
Es decir, evitaríamos la angustia cosificando al otro,
poseyéndolo, haciéndolo no existente,
negándolo.

Si mi libertad es libertad para "planificar" mi existencia,
todo aquello que pueda poner en cuestión dicha planeación
devendría en angustia, siendo la actitud
más común por ello originada la hostilidad hacia el
agente provocador (sea un algo o un alguien).

Decía Sartre: "Estas tentativas de defensa mutilan la
existencia del hombre, mermándole su libertad y
espontaneidad creadora", para en otro momento expresar: "Puedo
huir para no saber, pero debo saber que estoy huyendo… Y la
huida de la angustia no es sino un modo de tomar conciencia de la
angustia" Y esta sería la existencia
inauténtica.

Primero existimos en lo individual y luego nos conformamos
como seres en particular, por ende, en forma previa a mi
existencia no hay nada que pueda considerar como mío. Lo
que puede haber existiendo que pasa a ser mío, pasa a
serlo en la medida en que lo incorporo, lo introyecto, lo voy
asimilando o rechazando sobre la base del entorno cultural,
social, económico, etc., que es el que va delimitando y
contextuando dicha situación. Si bien esto no nos es dado
por transmisión genética,
esta postura no implica ni una negación ni un desmedro de
lo biológico como constituyente de nuestro ser. Por
ejemplo, una psicosis
maníaco-depresiva tiene una gran connotación
biológica en su etiología.

Entonces el ser habrá de llegar a ser lo que ha
proyectado ser. Pro-yecto es algo que se encuentra por-venir, en
un futuro y continuamente estamos configurando pro-yectos en
nuestro devenir hacia delante. Pero existe una limitante para que
hagamos plena la posibilidad de ser en sí que tenemos y
está dada por el impedimento de los otros. El proyecto
único de todo y de cada ser existente es ser en sí
y debemos establecer proyectos
alternativos que tengan en cuenta esa posible limitación
que significan los otros. Y esos proyectos pueden además
verse cercenados, inhibidos y frustrados, lo que a su vez
implicaría el desarrollo y
el establecimiento de un nuevo proyecto.

Decía Sartre que el hombre es
su elección y con ello quería significar que todo
ser es un conjunto de elementos y no una simple suma de partes
aisladas; es un existente. En este sentido, podemos entonces
hablar de complejos en tanto que la finalidad de la existencia
del ser es llegar a conocer el mundo para dominarlo y en forma a
priori sabemos que ello es imposible y en tanto se
constituiría en complejos en cuanto a la imposibilidad de
su realización.

Es imposible llegar a comprender y a contener todo el conocimiento
en sí y ello es lo que conduce a la formación e
instauración de los complejos, en tanto situación
cuya resolución resulta frustrante, difícil y/o
imposible.

Pero detrás de todo ello se encuentra en forma latente
el pro-yecto individual y particular de cada ser. Por ejemplo,
para desarrollar un complejo de inferioridad debemos reconocer la
existencia de algo superior a nosotros mismos y por lo tanto
seríamos libres de optar si hay algo superior o no. Y en
ese caso somos libres de elegir entre quedarnos en lo inferior y
no tratar de llegar a lo superior. Es una elección que
llevamos a cabo y somos conscientes de dicha elección, lo
que no siempre es consciente –y en este caso
implicaría un análisis de los motivos- es el
porqué llevo a cabo esa elección y no otra.

Como dice Sartre: "Puesto que el mundo sólo se revela a
la luz de un objetivo, el
pro-yecto fundamental afirma como su objetivo una cierta
relación con el ser en general que un hombre elige
mantener" Ese pro-yecto fundamental es lo que el ser es; somos
nuestro proyecto y él es la expresión de nuestro
ser en el mundo.

El objetivo del Análisis Existencial como corriente
psicoterapéutica sería el descubrir y explicar ese
pro-yecto fundamental para ese ser (A diferencia del Psicoanálisis que explicaría el ser
por lo que fue, el Análisis Existencial lo haría
por lo que será).

Si soy un pro-yecto soy lo que seré y ello implica la
explicación sobre la base de lo que proyecto ser teniendo
como sustento una historia individual (lo que fui ya lo fui), lo
que importa investigar es lo que seré, que es mi
pro-yecto.

Los conocimientos que hemos adquirido en el pasado nos sirven
en tanto que instrumentos con los cuales operar en el futuro. El
futuro es siendo; no es en la medida en que aún no estamos
en el futuro; el futuro es un siendo ya que todo lo que hacemos
lo realizamos en función de
nuestro pro-yecto de futuro. O sea, que lo que justifica mi ser
hoy es lo que seré siendo, lo cual puede llegar a
modificarse en forma permanente.

Somos un ser único; somos en este instante presente,
nada más y nada menos. Pero lo que somos en el aquí
y ahora es la resultante existencial de lo que hemos sido y lo
que fuimos lo hemos sido en tanto que hemos tenido un pro-yecto
de ser siendo y ese pasado existe en la medida en que tuvimos un
pro-yecto en el cual ese pasado era un futuro.

Soy en la medida en que me pro-yecto al futuro estando
implicado en ello todo mi ser, siendo un pro-yecto
dinámicamente variable. Pro-yecto que es pensado en el
presente hacia un futuro que será un pasado.

Mala fe y sinceridad.

¿Qué es la mala fe? Es el mentirse a uno mismo,
es ser a la vez el embaucador y el engañado. Sartre
decía que Freud reemplazaba la mala fe por una mentira sin
mentiroso y en ese sentido se preguntaba como se puede ser censor
de lo que decoroso o indecente, de lo que es tabú y de lo
que no lo es, sin ser consciente de ello.

¿Cómo se adquiere esa conciencia? Existiendo y
previo a la existencia no hay nada, por consiguiente el hecho de
existir es el factor generativo de la conciencia. Para poder
ejercer el acto censurativo en cuanto tal, el inconsciente
debería de contar con la posibilidad de tener una
conciencia de tener conciencia (valga la redundancia) y de esa
manera llevar a cabo la represión. Por lo tanto, la
in-conciencia tiene conciencia de su propia conciencia, de lo
contrario se encontraría ante la imposibilidad de poder
establecer una frontera
demarcativa entre lo bueno y lo malo, lo aceptable y lo no
aceptable, lo permitido y lo no permitido. Pero desde el momento
en que tiene conciencia pierde su cualidad de in-consciente.
Ergo, en toda actuación para Sartre lo que
existiría en forma exclusiva sería la mala fe, en
tanto que si tengo conciencia de que tengo conciencia me estoy
mintiendo a mí mismo y por lo tanto estoy actuando de mala
fe. (Esta posición de Sartre no es por todos
compartida).

Lo opuesto a la mala fe sería la sinceridad, la que
consistiría en la capacidad de aceptación de que no
puedo ser en sí, lo que devengaría en el hecho de
que mi existencia que es la búsqueda del ser en sí
no tuviera sentido alguno, que no fuera sincera y por
consiguiente sería mala fe. (Esto podría llegar a
ser apreciado como un error filosófico de Sartre).

Conclusión.

De todo lo expuesto podríamos rescatar el hecho de que
el evitar la excusa que nos libera de la libertad de que existan
cosas que no pueden acceder a nuestra conciencia, de que existen
cosas que no pueden ser gobernadas por nuestra libertad. Existo
porque soy conciencia de que existo y hay de hecho una serie de
elementos que en algún momento determinado estuvieron
formándose en mi conciencia, es decir, existiría
toda una serie de fenómenos (sociales, culturales,
religiosos, étnicos, etc.) que irían conformando
esa conciencia en y como una gestalt, un
todo mayor que la suma de sus partes constitutivas, lo cual
devendría en y como sustrato de la conciencia. El
in-consciente sería un ámbito de nuestro psiquismo,
el cual en algún momento antes de la conformación
de esa gestalt –en cuanto que construcción dinámica cuya génesis
implicaría una espiral dialécticamente
transformante y transformadora de carácter permanente- tuvo que haber pasado
por mi conciencia y que a través y por medio de
algún procedimiento
podría volver a emerger y acceder a mi campo consciente.
Al confrontar mi mala fe con esos elementos, ello lo puedo sacar
porque antes lo puse allí. De esta manera la única
cura para la angustia sería la no existencia de la
muerte. Y si
somos sinceros deberíamos de aceptar la muerte, lo cual
implicaría que el pro-yecto de vida que establezco
podría no llegar a completarse, a concluirse y desde ese
mismo instante vivimos sabiendo que no habremos de cumplir con
las metas que nos hemos fijado y por ende, existimos de mala fe
en tanto que nos mentimos a nosotros mismos. En nuestra vida
cotidiana el actuar de buena fe sería de hecho un
ideal.

Bibliografía
Consultada.

M. Heidegger – "El ser y el tiempo"

M. Heidegger – "¿Qué es la metafísica?

M. Heidegger – "El concepto de
tiempo"

M. Heidegger – "El eterno retorno de lo mismo y la voluntad de
poder"

M. Heidegger – "La cosa"

M. Heidegger – "Construir, habitar, pensar"

M. Heidegger – "¿Qué significa pensar?"

J. P. Sartre – "El ser y la nada"

J. P. Sartre – "El existencialismo es un humanismo"

J. P. Sartre – "La naúsea"

J. P. Sartre – "A puertas cerradas"

 

 

 

Lic. Germán H. PASTORINI

Licenciado en Psicología

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